EL HUMANISTA FELIZ

El humanista feliz. El humanismo con mayúsculas. Corriente de pensamiento que se aparta de todo germen de fé y dogma. Pensamiento libre y racional, empírico y lógico y que da valor al propio ser humano como motor de pensamiento, como ente capaz de resolver las cuestiones fundamentales sobre la naturaleza, tanto la propia humana como la que nos contiene. El pensamiento crítico basado en el cuestionamiento, la reformulación de los problemas, el empleo de la razón y la ciencia para resolver esas cuestiones. Cómo educar en este sentido y no caer en la desilusión o el aburrimiento. Mantener siempre un discurso base y rodearlo en el entorno cercano, innovar los discursos, crear nuevos lenguajes, nuevas palabras sinónimo de las ideas pero que tengan sentido en el presente del que vive el momento. Adecuar los discursos a la actualidad, ese es el reto de los profesores. Cada materia está impregnada de ese humanismo. El sistema debe propiciar este enfoque y permitir ambientes de discusión y debate en las aulas. No atar las manos al docente con los programas inalcanzables con el engaño de los contenidos mínimos, pues lo mínimo es lo máximo. Aprender a pensar, razonar, ...., permitir que cada humano siga su evolución en el pensamiento y admitir las estaciones mentales por las que cada individuo pasa y asume los discursos para transformarlos en su propio humanismo y que éste reproduzca, en parte, el humanismo con mayúsculas que pretendemos como objetivo educativo. Educar en valores no se educa en una materia sino en todas pero no deben visualizarse muros entre el conocimiento sino verlo como un todo inabarcable y que entre todos será mucho mejor comprendido. Aceptar al otro como humano pensante y reconocerlo como un ser capaz de realizar pensamientos que hacen clarificar más el escenario común de la humanidad. Este debiera ser el principal objetivo de la educación. Así habría un respeto por el otro, por el conocimiento y por el pensamiento, pues es en este orden como está la jerarquía, si se puede considerar así como un proceso por etapas, donde el niño reconoce al que posee el conocimiento y le puede enseñar, y el joven que ya va teniendo un bagaje que le puede servir para buscar su propio camino y apoyarse en los demás para encontrarlo. La enseñanza debe ser un pilar fundamental del humanismo porque de un ser humano a otro se trasmite de todo. Saber desentrañar lo que a cada uno le conviene se convierte en el verdadero fin de la enseñanza. Elegir bien y encontrar cada uno su forma de presentar su conocimiento y transmitirlo para ser útil a la comunidad, tanto por ser un pensamiento crítico como para aceptar que la crítica del otro está mejor anclada intelectualmente hablando y, por tanto, con un punto de vista humanista.