Domingo por la mañana , sensación de pesadez, una pizca de aburrimiento y nada en el horizonte interesante para Rebeca. La radio de fondo dando las noticias, sombra para leer bajo la sombrilla de la terraza de su casa. Una suave brisa acompasaba los movimientos de un pequeño farolillo que colgaba en el zaguán.
Las plantas de sus macetas parecían mostrar poco entusiasmo. El verano se estaba acercando y nada parecía ser como antes.
Ojeando la revista suplemento, apareció lo que podría ser la nota de color para ese fin de semana sin proyectos. Sus amigos se habían ido de viaje, y ella había decidido posponerlo para otra ocasión. Tenía trabajo. Su proyecto estaba empezando a tomar forma y no podía dejarlo ahora que estaba definido.
La imagen de ese torero con la chaqueta estampada le dio la solución. ¡Que guapo y que pena de dedicación! Fue a por su tableta y anoto en su agenda la palabra estampa. Pronto consiguió salir de esa especie de letargo mañanero y tras su desordenado desayuno se puso a escribir lo que serian sus primeros esbozos de su teoria sobre la naturaleza humana y sus condicionantes.
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