domingo, 28 de diciembre de 2014

REFLEXIONES

El lenguaje de la danza contemporánea 
Los deseos de matar al enemigo, de buscar un malo para descargar toda tu ira y odio, los peligros de las redes sociales, la manipulación mediática y el sentimiento de desamparo y desprotección, nos une en vez de distanciarnos. Cada vez más la sociedad comparte el odio a …, no se bien a qué, a lo que sea. Es más complicado estar en una posición intermedia entre: el odiar y no odiar, entre entender al contrario o a la idea contraria. El odio oxida por dentro y produce un malestar que es el verdadero instrumento que utiliza el mal para crear más manada sin voluntad crítica. 
“Malos tiempos para la lírica”, ya lo decían Golpes Bajos; para el lirismo que desprenden las buenas acciones, hoy transformadas en buenas prácticas o rutinas que se repiten porque hay un protocolo que lo dice, sin entrar la voluntad en su análisis. Ser bueno por elección, por voluntad o por instinto está perdiendo la batalla. Las feromonas de la maldad, del odio, del rencor, nos están atrapando y, como siempre hay motivos para disentir o estar mal, cada vez esta tendencia se está haciendo más presente. 
Los que seguimos creyendo en las hadas, en la magia del arte como vehículo para lavar nuestras conciencias o las de la manada, intentaremos estar presentes, en la vida, en el escenario, o en una intervención en la calle, en un patio o en un gran escenario reservado a los inconformistas, a los creadores de sueños y de otros imaginarios que impregnan de bondad con los aplausos que provocan la transparencia de los sentimientos que quieren despertar: conmover o conseguir mover, no un “ojo por ojo”, ni el perdón de los cristianos,….sino algo más abstracto, inmaterial que no hipoteque el presente ni futuro de sus descendientes.

No robar el futuro consumiendo la energía positiva del presente. Dejar que el agua se agite y se calme, que la erosión sea seguida de sedimentación y que las rocas que se van formando encierren los minerales oscuros y los transforme en gemas bonitas. No dejar que sigamos viendo la maldad en todo sino la bondad en sus infinitas manifestaciones como las formas poligonales de la vida y sus diferentes lados o caras de una gema labrada con presión y temperatura en la fragua de la tierra. 

1 comentario:

  1. Me encantan tus palabras.
    Me quedo eso de que "el odio oxida"
    Yo también me oxígeno con el arte.

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