domingo, 19 de enero de 2014

DOMINGO

Rebeca yacía en su cama, remolona, después de un sábado intenso dedicada a sus investigaciones. Tenia una oferta de trabajo con un instituto privado de Londres para implementar una aplicación para la mejora del bienestar en un ambiente de co-working. Necesitaba estar descansada para poder empezar a crear. “Me tomaré el domingo de ocio total y haré exactamente lo que me apetezca". Se dijo a sí misma. Eso era algo inusual en su horizonte pues tanta actividad la tenia enganchada y el solo pensamiento de no hacer nada la ponía enferma. “Necesito generar nuevas fuentes de adrenalina en ambientes relajados”. Con esta nueva orden se puso en su ordenador a buscar en internet formas de ocio en la ciudad, en el campo, con o sin amigos. Ya estaba otra vez enfrascada en la maldita máquina. En un acto de rebeldía desplazó su sillón y el sonido del roce de las ruedas contra el suelo cerámico activo su sistema límbico. Se vistió, rápidamente, y se fue a correr por la playa para liberarse de si misma y dejar entrar el aire por sus alveolos tratando de interrumpir todo pensamiento.

Era domingo y, sin darse cuenta, ya estaba metida de lleno en el trabajo.

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