sábado, 24 de agosto de 2013

RELATOS DE VERANO

NOCHE DE VERBENA

Suenan los voladores en la montaña. Anuncian el comienzo de la verbena. Las mozas calzan sandalias sintéticas de pedrería. No llevan chubasquero. (No les favorece con el atuendo). La nube se cierne sobre el pueblo y descarga su primera micción. La noche invita a la reflexión, a las contradicciones y al hastío. No pasa el tiempo, el reloj parece detener su mecanismo.

En la verbena, las luces de los caballitos y los coches de choque anuncian el gentío. La sidra y el botellón salpican ya el prado asturiano. Nadie baila, solo beben. Al día siguiente, la playa, no importa el tiempo que hace, solo pasar el día, juntos, camuflados con sus pensamientos. Alardes de simpatía, mochila caída sobre los hombros, luciendo la espalda desde su comienzo hasta el sacro.
De vuelta del mercado, el cielo se cubre de un manto blanquecino y las nubes grises se disipan. La marea despeja el lecho arenoso. La playa les espera.

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