viernes, 6 de mayo de 2016

LA UTOPÍA DE LA AMISTAD



Hablando de espacios utópicos, puede que la amistad haya sido para mí el más importante durante la adolescencia y madurez. Me resigno a perder terreno de este espacio, pero los hechos y las experiencias hacen tambalear las paredes de la arquitectura de mis pensamientos. Encontrar nuevas palabras o conceptos para entendernos es vital. En el ocaso de la madurez, las estancias o habitaciones de la casa se van diluyendo, transformando o desapareciendo. La utopía de la amistad, de que existe un espacio, un lugar donde te encuentras feliz, digas lo que digas eres amada, no cuestionada, ya no sé si existe. Al contrario, existe ese total cuestionamiento que parece igualar en el simple hecho de replicar, pero que diluye límites naturales de las personas y empieza a no entenderse como un espacio de confort, de placer, sino de utilización para la mejora y competencia de la sociedad, polis o ciudadanía. Puede que el concepto ciudadano, al servicio de una polis, acabe con el concepto utópico de la amistad. En cuanto hay tratos de favor por supuesta condición de amistad, hay corrupción o favoritismo que hoy en día la polis no permite. Se resiente la arquitectura de la polis y se resienten las casas individuales. Todo está en crisis, en cuestionamiento. El ideal de un espacio utópico común, ese bien de la igualdad a mi modo de ver, donde se tienen que perder los valores de la diversidad, porque todos deben ser igualados, de acuerdo a criterios dominantes de la política dominante, o de grupos de personas abrazando unos mismos ideales o doctrinas o criterios de la polis (siguiendo a filósofos contemporáneos que interpretan a filósofos de la antigüedad clásica, de donde sale el concepto de polis, lugar público para hacer política, grupos de ciudadanos que deciden sobre el curso de las vidas). Y yo me pregunto dónde queda la utopía del pensar diferente, del hacer diferente,  del sentir diferente. Acaso sólo nos queda repensar nuevos escenarios utópicos (siempre compartidos entre personas) y para llegar a encontrarlos necesitamos de la amistad, esa situación inmaterial que se tiene, por convicción, o que se comparte porque se encuentran las personas amigas y crean ese espacio idílico de comprensión en la diversidad y de admiración por los amigos que te dan amistad (llámese cariño y apoyo incondicional), porque si no, no sería un espacio utópico de amistad, sería un toma y daca y eso ya solo es intercambio de mercancías, aunque están sean de bienes inmateriales. La amistad es un bien inmaterial. Las personas que van envejeciendo se encierran un poco a los espacios utópicos de amistad, espero que no sea algo irremediable. Yo confío y espero mantener mi espacio utópico de amistad y demostrarlo sin dilación a las verdaderas amistades que tengo y creo que todavía conservo. Siempre es bueno recordar que están y reforzar la arquitectura de la amistad. 

2 comentarios:

  1. Espero que mi ser esté incluido en esa utopía a la que aludes, Maite. Y que me permitas seguir formando parte de tu universo.

    Un beso optimista y luminoso

    MYRIAM

    ResponderEliminar
  2. Of course !!!
    Siempre unidas
    Besitos

    ResponderEliminar