Hablando de espacios utópicos, puede que la amistad haya
sido para mí el más importante durante la adolescencia y madurez. Me resigno a
perder terreno de este espacio, pero los hechos y las experiencias hacen
tambalear las paredes de la arquitectura de mis pensamientos. Encontrar nuevas
palabras o conceptos para entendernos es vital. En el ocaso de la madurez, las
estancias o habitaciones de la casa se van diluyendo, transformando o
desapareciendo. La utopía de la amistad, de que existe un espacio, un lugar
donde te encuentras feliz, digas lo que digas eres amada, no cuestionada, ya no
sé si existe. Al contrario, existe ese total cuestionamiento que parece igualar
en el simple hecho de replicar, pero que diluye límites naturales de las
personas y empieza a no entenderse como un espacio de confort, de placer, sino
de utilización para la mejora y competencia de la sociedad, polis o ciudadanía.
Puede que el concepto ciudadano, al servicio de una polis, acabe con el
concepto utópico de la amistad. En cuanto hay tratos de favor por supuesta
condición de amistad, hay corrupción o favoritismo que hoy en día la polis no
permite. Se resiente la arquitectura de la polis y se resienten las casas
individuales. Todo está en crisis, en cuestionamiento. El ideal de un espacio
utópico común, ese bien de la igualdad a mi modo de ver, donde se tienen que
perder los valores de la diversidad, porque todos deben ser igualados, de acuerdo
a criterios dominantes de la política dominante, o de grupos de personas
abrazando unos mismos ideales o doctrinas o criterios de la polis (siguiendo a
filósofos contemporáneos que interpretan a filósofos de la antigüedad clásica,
de donde sale el concepto de polis, lugar público para hacer política, grupos
de ciudadanos que deciden sobre el curso de las vidas). Y yo me pregunto dónde
queda la utopía del pensar diferente, del hacer diferente, del sentir
diferente. Acaso sólo nos queda repensar nuevos escenarios utópicos (siempre
compartidos entre personas) y para llegar a encontrarlos necesitamos de la
amistad, esa situación inmaterial que se tiene, por convicción, o que se
comparte porque se encuentran las personas amigas y crean ese espacio idílico de
comprensión en la diversidad y de admiración por los amigos que te dan amistad (llámese
cariño y apoyo incondicional), porque si no, no sería un espacio utópico de
amistad, sería un toma y daca y eso ya solo es intercambio de mercancías,
aunque están sean de bienes inmateriales. La amistad es un bien inmaterial. Las
personas que van envejeciendo se encierran un poco a los espacios utópicos de
amistad, espero que no sea algo irremediable. Yo confío y espero mantener mi
espacio utópico de amistad y demostrarlo sin dilación a las verdaderas
amistades que tengo y creo que todavía conservo. Siempre es bueno recordar que
están y reforzar la arquitectura de la amistad.
Espero que mi ser esté incluido en esa utopía a la que aludes, Maite. Y que me permitas seguir formando parte de tu universo.
ResponderEliminarUn beso optimista y luminoso
MYRIAM
Of course !!!
ResponderEliminarSiempre unidas
Besitos