jueves, 31 de diciembre de 2015

El bosque humano

La capacidad de abstracción, de saberse ver en el mundo, de entenderse, de saber cuál o cuáles son las posturas más adecuadas para enfrentar los problemas. De saber salirse del bosque para ver los diferentes tipos de árboles, de ambientes, de lugares donde se puede estar cociendo algo, de poder estar allí, donde hay un interés por cambiar el rumbo, o de salirse y plantar la semilla en otro sitio más fértil.

La mayoría es sabia, en teoría. Una mayoría que viene de un mismo bosque, que no ha salido de él para verse desde fuera o que no tiene la capacidad de abstracción para verse y decir: esto no está bien, no funciona. La mayoría se dirige, se manipula. La mayoría, como una bandada de pájaros, se guía por fuerzas externas, como el magnetismo terrestre, fuerzas que orientan los pasos y dirigen a la mayoría hacia destinos diferentes según la época del año. Hoy, fin de año, la manada se dirige bajo un reloj, a sentir el paso del tiempo, a ver pasar la manecilla hacia el año nuevo, porque la mayoría ha decidió que sea, precisamente, en ese momento. 

Todos aceptamos el año como tal, no hay duda, es un número pequeño y con variaciones muy pequeñas. Los confeti y guirnaldas representan el triunfo de haber vivido un año más y, recibimos el año nuevo, con un brindis (además, en España, tomamos las uvas de la suerte ). Y es que, la capacidad de abstracción, de búsqueda de una fuerza externa que nos ayude a tener suerte, siempre se ha buscado desde los tiempos de los australopithecus. 

Buenas cosechas, buenas temperaturas, lugares de reunión para compartir el pan, juegos o conversaciones. La capacidad de abstracción puede ser ese dios que desde entonces nos acompaña en diferentes formas. Dioses humanos, extraterrestres, cosmológicos, naturales o artificiales. Puede que sea la mayor capacidad de abstracción que hayamos conseguido, pensar que un dios dirige nuestras acciones. Ahora parece que el cambio climático ya no es causa de un dios que nos castiga sino de los propios humanos que hemos alterado el ciclo natural del carbono.

Espero que el año 2016 nos brinde mas capacidad de abstracción para poder disfrutar de todo lo terrenal y dejarlo estar para muchas otras generaciones de terrícolas. Quién sabe si algún día los dioses extraterrestres se harán realidad y tendremos que recurrir a nuestro propio bosque, el más alucinante e incomprensible sistema de organización al que se ha llegado en la tierra, al menos en el año 2015, ya incluido en nuestro bosque humano. 

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