SERIE ENSAYOS PARA APRENDER . NUMERO 2
Maite Pérez-lozao 1-3-2015
El cuerpo se esta haciendo ligero. Mis
huesos se adelgazan, no pesan. Mi tórax esta adelgazando. Las sensaciones en la
cama anuncian grandes realidades. Estar despierto y consciente de los cambios
de tu cuerpo, es un ejercicio bueno al iniciar el día. Hacer un chequeo rápido
de lo que ocurre en tu "casa".
Si analizas la respiración, con un control
nervioso automático y, notas que necesitas recargar tus pulmones, rápidamente
ingieres una inmensa bocanada de aire fresco y, compruebas, lo fácil que es
mandar una orden de "quiero aire" ; por el contrario, decir no voy a
respirar y hacerlo también es fácil , al menos por unos instantes. Sin embargo,
dejar de respirar de forma voluntaria, para siempre, seria imposible de hacer.
Iría en contra de lo que viene programado: el instinto de supervivencia.
Nuestro organismo es inteligente. Estamos preparados o programados para vivir.
La mente controla el cuerpo en todo momento, incluso durmiendo. Si acaso llegásemos a soñar que no respiramos y nos lo creemos, es decir nuestro cuerpo se lo cree, ¿podríamos llegar a parar nuestra propia máquina? No pienso que esto pueda llegar a ocurrir.
Si el cuerpo le informa a la
mente que necesita aire, de forma instantánea, nuestros centros nerviosos que lo
regulan, activan a los músculos íntercostales y diafragma y, automáticamente, el
aire entra a nuestros pulmones y de ahí se inicia el camino hacia los tejidos para su consumo.
Entonces, ¿es el cuerpo el que controla a
la mente? La respuesta mas sensata es que tanto mente como cuerpo actúan de
forma coordinada, es decir, si uno recibe una información el otro responde,
siendo la vía involuntaria y automática la primera en responder.
De acuerdo con la importancia de la
información, la vía mental puede responder con una orden más elaborada. Este
proceso se ha ido depurando con la evolución animal. No hay tiempo ni energía
que perder en analizar todas las informaciones de una forma consciente. Por
eso, tenemos unos centros nerviosos autónomos y alternativos como la médula y
tronco encefálico, que ejercen o captan estas sensaciones, y sin necesidad de
control voluntario responden automáticamente; y otros más refinados como el
tálamo e hipotálamo que chequean todas las sensaciones y las envían al cerebro para
tomar una decisión, en este caso más racional, más compleja.
Necesidades automáticas fijas, como es la
respiración, no requieren de un control consciente permanente. Nuestra mente y
nuestro cuerpo funcionan totalmente coordinados y casi siempre de forma
involuntaria o no consciente. Mantener la conciencia sería, en términos
energéticos, muy poco eficiente.
Por eso, nuestra conciencia de la mente y
un cuerpo separados es real aunque de forma rigurosa no es cierta. Están en
intima conexión. Son las piezas que conforman la maquinaria del organismo;
todas tienen su función y están inervadas para su conexión con el sistema
director, el que coordina y orquesta todas nuestras sensaciones y pensamientos:
el sistema nervioso.
Todos los mensajes llegan a este sistema
nervioso y cada nivel o centro nervioso tiene su responsabilidad de unas partes
del organismo o maquinaria. Una red de nervios en comunicación con órganos y
glándulas que están constantemente trabajando, viviendo, es decir, siguiendo
una partitura vital. Siguiendo con este símil, si faltasen instrumentos,
órganos, no se podría "tocar" la sinfonía de la vida.
En conclusión, aunque sentimos separados el
cuerpo como masa muscular y huesos y vísperas con sensaciones placenteras o no,
de la mente, los pensamientos e imágenes de nuestra visión o interpretación de
la realidad están perfectamente ensamblados y la información va y viene en un
sentido u otro, y todas ellas, bajo control nervioso consciente o inconsciente según sea el tipo información que se este procesando.
En definitiva, las funciones que
caracterizan a un ser vivo como nacer, crecer, desarrollarse y mantenerse vivo
están constantemente orquestadas por nuestro organismo inteligente en relación
con un entorno con el que esta constantemente intercambiando información. Poder
dormir para descansar y dejar de recibir información consciente o inconsciente
constituye también un mecanismo conseguido que nos permite limpiar y preparar
al organismo, mente y cuerpo, para una nueva sesión de vida.
Parase a
escucharse en la mañana, en un acto de consciencia de vida, puede ser el primer
paso para llegar a entendernos, comprendernos y , lo mas importante,
cuidarnos.
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