domingo, 25 de marzo de 2012

EL CALDO POSTMODERNO


Vivimos tiempos revueltos, cargados de negatividad, entes bipolares, neuróticos, protestones y algunas musas y duendes. Ya lo definió muy bien Zigmun Bauman, con el símil de la modernidad líquida. Cada vez la humanidad se disuelve más y más y lo individual se llega casi a anular. Nos ahogamos en este líquido, un caldo hecho a fuego lento, cocinado por todos y para todos, a la vez, con diferentes criterios pero todos presentes, así lo estamos configurando. Al final un caldo marrón, sin personalidad, brillo y frecuencia por definir de sabor amargo y pH ácido, insano.
Hay que echar el ancla y asir cualquier mano para formar islotes en este caldo postmoderno. ¿Volver a nuestros orígenes?. Extraños coacervados, seres sin conciencia, primitivos antepasados, copiotas inconexos. No hemos salido de ellos para constituirnos, de forma consciente, en una masa homogénea, estamos creando nuestro propio destino y sin más se diluye pasando desapercibidos, formando parte de ese plasma social que hemos orquestado desde la más pura de la consciencia: la humana.  

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