¿ Qué tal? ¿Tienes las encuestas?. Le requirió Jorge.
Aun no, contesto Rebeca. Estoy preparando una hoja de cálculo y un formato de presentación.
Bien respondió Jorge y se volvió rápidamente a su ordenador.
Lo tendré la semana que viene, ya sabes que necesito un tiempo para resolver otros problemas.
¿En que demonios andas metida?, pregunto Jorge
Te lo cuento si me invitas a un cafe.
Vale, eso está hecho.
Jorge no podía ocultar un cierto resentimiento fruto de su larga relación con Rebeca. El era de ese tipo de hombres que no sabia mantener una amistad sin sexo. Sin embargo era muy paciente para esperar cualquier momento de debilidad de Rebeca para intentar una estrategia seductora. Seguía colado por ella.
Se fueron caminando por la calle Herradores hacia el cafe París.
¿Que te apetece? Le pregunto Jorge.
Un té rojo y un trozo de tarta de chocolate. Respondió Rebeca.
Pediré lo mismo, por los viejos tiempos.
Charlaron animadamente de sus relaciones y sus problemas domésticos. Casi se le había olvidado el asunto de Rebeca y claro ella no iba a ser la que le animara a hacerlo. Hasta que llegó el turno de Rebeca y el se dió cuenta del giro que había dado su vida desde que decidieron romper, digamos de mutuo acuerdo, sin enfados y con las cuentas claras.
¿Por qué no me cuentas en que proyecto estas metida?
Pues es algo que llevo en la cabeza desde la Facultad, pero que ha requerido mucha observación y trabajo de campo para recopilar datos, y luego definir axiomas y postulados para empezar al tratamiento estadístico.
Pero, ¿qué te propones estudiar?
El comportamiento humano. Respondió
¡El comportamiento humano!
Si, si, cálmate, es algo que me tiene obsesionada.
¿Por qué?
Pues en realidad no se bien porque pero creo haber dado con una ecuación que puede definir tendencias y eso creo que ayudaría a ser mas objetivos y consecuentes con nosotros mismos.
Estas loca Rebeca.
Tú me podrías ayudar
¿ Cómo?
Pues cuando tenga los datos necesito un súper computador y tú conoces a Joan Servet en Barcelona que trabaja para la ATC, y podrías abrirme el camino para llegar a él.
Bueno primero enseñame el trabajo y después veré si te puedo ayudar.
Apuraron el ultimo trozo de tarta casi a la vez. Rebeca saboreó el bocado mientras Jorge lo engulló, pagó la cuenta y salieron a la calle cada uno ensimismado como digiriendo mas lentamente la conversación que habían tenido.
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