El café, reciente, humeante,
ligero de espuma.
En taza , como antes,
de boca ancha,
para ver sus entrañas,
desde el aire.
Espaciosa, para la nariz,
con delicado reborde,
para sus labios,
y asa firme, para la pinza.
Con plato, para que la abrace,
la mime, la distancie…
Una cuchara,
a su altura,
sin troquelados ,
ni rugosidades,
mediadora, mecedora…,
incluso cizallante.
Golpes de sabor,
dulce y amargo,
sin edulcorantes,
Azúcar y café,
fusión equilibrada
al desayuno,
al mediodía,
cada día….
Maite:
ResponderEliminarTienes buena mano para la poesía costumbrista. Se ve que te resulta fácil inspirarte en lo cotidiano. La lectura de tus textos es siempre un ejercicio agradable. Sigue siendo así de espontánea. Un beso.
La verdad es que no sé si es costumbrista, pero la poesía es un medio muy elegante de expresar sentimientos. Quizá sea costumbrista en el futuro.
ResponderEliminarDetrás de una poesía hay más que estética, hay toda una forma de comunicar lo que por otros medios es difícil, al menos para mi. Me gusta recrear mis sentimientos y expresarlos de una forma diferente a la convencional, y si llego a emocionar, y hacer sentir lo mismo que cuando la inspiración me llega, como ocurrió ese día con esa sencilla taza de café que me dio alas para volar, estaré más que satisfecha.
Gracias por tu comentario
Te debo un café