Incomprensión. ¿En qué sentido?
Queremos siempre mostrar nuestra mejor imagen, porque "creemos" en ella, nos lo han dicho desde pequeños nuestros progenitores: “eres el mejor”, no importa en qué; pero eres el mejor para ellos.
Hay una rivalidad o lucha constante entre la belleza estética, o exterior y la belleza interna. El cuerpo puede llegar a ser intérprete y reflejo de nuestras emociones.
Manejar y entender el lenguaje del cuerpo no es fácil, y mucho menos recrearlo en el tuyo. ¡Como con cada parte de nuestro cuerpo, traducido en una calidad de movimiento, una secuencia única de símbolos dancísticos corporales, se puede llegar a recrear una idea, sentimiento, acción o pensamiento! Y todo ello quitando importancia a la parte más expresiva de nuestro cuerpo, la cara.
Bailar “hacia afuera” o bailar “hacia adentro”, dos visiones de la esfera de la danza. Tener la osadía de bailar “hacia fuera” lo que uno tiene “hacia adentro” puede llegar a interpretarse como un acto de amor, de dar para recibir. A cambio una sencilla, pero genuina manifestación de reconocimiento popular y de significado universal, como es el acto mecánico del aplauso. Golpear nuestras palmas de las manos, una y otra vez, como una expresión de la capacidad de comprensión del ser humano.
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