sábado, 29 de noviembre de 2014

FUERA DE CONTEXTO


27-11-2014

La noche de la degustación, fuera de contexto, brilló por los acontecimientos que se vivieron, nada planeados, y que fueron discurriendo a lo largo de una divertida y refrescante noche junto a un grupo de maravillosas mujeres sin otra intención que estar a gusto y fuera de contexto.
Un músico, una bailarina y una narradora aunaron sus ingenios para producir una pieza escénica en un espacio escénico que, si bien poco apropiado para la escena, sirvió de lugar de reunión, fuera de contexto, de un grupo de personas amantes de la cultura y sensibles a este tipo de improvisadas creaciones.

La vida se plantea siempre entre muros que llevan a la humanidad liquida por los senderos que han sido previamente fijados por otros. Siempre hay "otros" que han dejado huella y dirigen la corriente casi sin saberlo en la misma dirección. Luego, la gravedad hace su trabajo y la dirige hacia otros derroteros. Estar fuera de contexto es saltar los muros de ese dique y dejar atrás los recios conglomerados que se van acumulando y crecen para dar forma a otro muro, nada improvisado, con los mismos medios, en el mismo cauce.

Escribir la vida fuera de contexto es más divertido. La improvisación es siempre fuera de contexto, es decir, de un guión establecido. Unir tres artistas y permitirles su propio viaje ha hecho que esta noche oscura fuera diferente a cualquier otra noche, ya sea blanca con auroras boreales o cálida como las del trópico.
La noche fuera de contexto de un grupo de amigas que saltaron los muros, deambularon entre risas y juegos por las calles de La Laguna, donde las huellas te llevan, pero los corazones vuelan juntos a un lugar llamado fuera de contexto.



martes, 18 de noviembre de 2014

INVIERNO

Cae la noche. Un manto helado cubre la verde pradera. Crujir de las tablas contrayéndose por el frío invierno. Un corzo pasa por encima dibujando su estela. Los árboles sacuden sus hojas. Un búho nival se acurruca en su nido. El suave susurro de la noche encandila a la luz del candil. Ella escribe versos frente a la chimenea, sola y con una taza humeante de caldo, absorta en sus pensamientos. La ropa a la intemperie se congela. El último tronco de pino arde lentamente. El tiro está cerrado. La puerta de cristal que la separa del aderno cruje al son de las tablas del techo. Todo parece cobrar vida. Todo parece decir algo. Ella sigue escribiendo versos en comunicación con los sonidos apenas perceptibles que le transmiten: ha llegado el invierno. 

domingo, 16 de noviembre de 2014

SALSA DE TOMATE

Domingo en la mañana, salsa de tomate casera y cocido al estilo madrileño. Corto la cebolla, lloro. Pongo un poco de pimiento verde ( italiano), orégano y un poco de pimienta (negra) para dar gusto a los comensales. Sacó un puerro de la nevera y lo dispongo en la tabla de madera. Le quitó la capa externa y ya, desnudo e indefenso, lo secciono con el filo de un desgastado cuchillo. Lavo sus partes con mimo, las pongo en la olla y las cocino. 

Mientras, el castizo brebaje comienza a soltar la espuma de las entrañas del morcillo, músculo que soporte el cuerpo del desgraciado animal nacido para alimentar. De nuevo, mi mirada se posa en la sartén donde los tomates poco a poco se van convirtiendo en salsa y sus moléculas se difunden por la estancia.


Me retiro y observo. Pienso. Después, tengo otra cosa que hacer. Tendré tiempo para hacerla, no dejo de pensar. Las palabras de la noche acuden sin llamada. Camino hacia el salón, intentó dejar que se vayan. La aplicación del whatsapp vuelve a sonar. Es el tercer mensaje de la mañana. Dos grupos simultáneos me cuentan, me informan. No dejo de recibir estímulos. Vuelvo a dar vuelta a la salsa de tomate, ésta vez hirviendo. Bajo la intensidad de la placa y me quedo ensimismada con el rojo de la salsa. Ya no entran palabras, solo la fragancia del tomate frito.