Cada vez son más las personas que se suman a las redes sociales o tienen un blog personal. El lenguaje corporal está ausente y quizá ahí radique el éxito de esta potente herramienta que es internet. En un curso que realicé sobre lenguaje y comunicación con adolescentes impartido por una especialista en sociología jurídica penal, Gabriela Renee Rodríguez Fernández, a principios de abril, aprendí que el peso de la comunicación es de un 55% el lenguaje no verbal, el 38% el tono de voz y el escaso 7% son las palabras. Quiere decir que el cuerpo nos traiciona si nuestro mensaje verbal no coincide con el tono ni los gestos empleados. Estas cuestiones se disimulan mejor en la red: el 100% de lo que decimos se traduce en imágenes, hipertextos y sonidos, palabras escritas pero sin cuerpos vivos. Todo, ciertamente, manipulado. Por eso ha triunfado la relación sin verbo, sin carne de por medio. Un poco triste o nostálgico para los middle age.
Otra de las conclusiones a la que llegamos es que todos estamos deseosos de que nos escuchen y la razón de fondo radica en que los "otros" moldean nuestro cerebro. Interrumpir o no escuchar o mantener largos discursos son ejemplos de malas prácticas en comunicación. Abrir canales laterales en la comunicación es una vía para el aprendizaje y el entendimiento, como puede ser música, poesía, chistes o roturas de monotonía.
Ahí queda la reflexión. ¡¡No nos moverán!!
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