Cae el verano, lento y sumiso, por delante de nuestras ventanas. Oscurece el día y el nubarrón tiembla. Golpea en las ventanas una lluvia muy gruesa y poco densa. Se pueden contar las gotas, una, dos, tres, ...., hasta seis. Se dibuja una constelación en mi ventana, no es Orión ni Casiopea, es la Osa Mayor que se tatúa en la ventana. Dentro, en la estancia, los muebles se hinchan de gozo y un olor a hongos despierta el alma. Asturias, fragancias de verde y gris, verde de musgo y hiedras, gris ceniza, de cielo. Se respira calma y sosiego dentro de la casa. Un verano lluvioso para jugar a las cartas, y hacer frixuelos y bollinas y dulces tartas. Tardes entretenidas, manos que amasan con cariño, para alumbrar la masa y culminar la tarde con chocolate a la taza y deliciosas viandas para endulzar la estancia.
Precioso texto.
ResponderEliminarUn beso, amiga, y feliz viaje a tu amada tierra.
MYRIAM
Gracias mi fiel seguidora, un beso desde la Universidad Autónoma y dulces momentos para ti
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