jueves, 16 de septiembre de 2010

ENSAYO SOBRE EL APRENDIZAJE

ANATOMÍA DEL APRENDIZAJE

MAITE
MUROS DE NALÓN, 12:35

Capitulo 1. LOS ORÍGENES

Hoy, 17 de Julio de 2010, de vuelta de la playa de Aguilar, por la senda de la montaña hacia mi casa de Muros, se me ocurrió, por fin, que libro quería o debía escribir.

Absorta en mis pensamientos recordé el nombre de mi profesora de Biología de COU, del Instituto Menéndez Pidal de Avilés. Todos la llamábamos “la Vicenta” y creo que fue una de esas profesoras que supo apreciar e inculcar en mi la pasión por las ciencias de la vida, y que más tarde, en mi etapa docente, han derivado hacia un profundo y tenaz interés por entender al ser humano en todas sus dimensiones, pero sobre todo respecto al comportamiento y el aprendizaje. Años antes, (creo que en 2º de BUP), otra profesora,también mujer y directora del instituto, pero de la especialidad de Lengua y Literatura, “La Matilde”, vio en mi atributos o cierta predisposición hacia las letras, que con el paso del tiempo he sabido reconocer y aprovechar. (No ocurría igual con los números con los que no me encontraba ni me encuentro digamos cómoda, ni segura).

Era la clásica profesora seria, estricta y exigente, “un hueso” para los estudiantes, pero que mostraba cierta predilección por mis tareas, sin menospreciar al resto, dado que yo respondía a un perfil de alumno poco sobresaliente, académicamente hablando, pero ciertamente notable cuando me interesaba la tarea, y entonces, cargada de energía positiva, motivación e inquietud me enfrentaba a realizarla, con la esperanza de comprenderla y asimilarla rápidamente.

La ilusión de aprender "para siempre", sin esfuerzo y disfrutando, quizá sea una idea pueril, teórica y poco realista. Sin embargo, puede que este en la base del auténtico aprendizaje.
De todas formas ese estado de cierta embriaguez por aprender, en aquel tiempo, era transitorio y poco duradero. La constancia no era el atributo que me definía. Pronto me aburría de las tareas.

Ya por ésta época se vislumbraba una cierta rebeldía ante el proceso de enseñanza y aprendizaje, que me ha perseguido como una constante en mi vida. Huía de convencionalismos, estilos transmisivo-memorísticos y sin contexto o implicación personal en el proceso. Pensaba que había otras formas diferentes, tantas quizá como personas y preferencias, y que no eran más importantes los números que las letras, al fin y al cabo son códigos para representar el conocimiento.

Aquí comienza mi primer ensayo sobre el aprendizaje. En el sendero de vuelta a casa, agotada y satisfecha por el ejercicio físico realizado, consiguiendo un estado de pura conciencia de mi ser, consiguiendo una introspección no inducida, que me ha llevado a identificar los orígenes de mis inquietudes y aficiones actuales: simplemente escribir.

Maite

lunes, 13 de septiembre de 2010

Cuadernos de viaje

Poco dais si sólo dais de vuestros bienes; dais de verdad cuando dais de vosotros mismos

(cita del poeta libanés Khalil Gibrau).


Santiago de Compostela, 2 de Julio de 2010

Destino final de caminantes, viajeros sin rumbo y otros turistas acomodados, ofrece un abanico de posibilidades, todas ellas placenteras, espirituales y alejadas de la monotonía; bullicio en sus calles y rincones, ocasiones para alimentar al cuerpo y al espíritu, a la materia y la antimateria, y proporciona descanso, enriquece nuestros deseos de disfrute y resta banalidad a lo material, elevándolo a través de sus monumentos al mismísimo cielo, universo o infinito.
La catedral de Santiago se erige majestuosa en la Plaza del Obradoiro; pisada por todos los que aquí llegan, suelo, roca y aire, digna obra del ser humano, nunca conforme con lo que tiene y siempre deseando algo del más allá, algo del “más espacio” que nos rodea.
Alta figura, corpulenta, forjada desde la más simple arena, desmenuzada pacientemente en el transcurso del tiempo, cuyos orígenes se remontan a la historia geológica; obra que representa el dominio de los materiales rocosos por el ser humano, modelada desde el suelo, hacia arriba, inalcanzable pero real, ¡así es la catedral!