domingo, 31 de diciembre de 2017

FELIZ AÑO 2018


Son las 11: 22 am. Fin de año. Balance del año. Propósitos para el nuevo año. 12 uvas. Mitos y costumbres. Navidad plena. Regalos, mazapanes y bombones. Turrones. Celebrar el año. Éxitos y fracasos. Deseos sin cumplir. Retos. Vivir.

Cada año no tiene porque ser mejor, quizá será un poco peor. ¿Con relación a qué? Siempre comparando. Necesitamos referencias para tomar un rumbo determinado. Si este año no hice tal cosa, lo pondré en el primer propósito para cumplir. Si he tenido muchos problemas, espero reducirlos o saber darles la mejor solución. Si me he disgustado por algo, intentaré cambiarlo. Reír. Si temo a la pérdida de seres queridos. Vacunarme. Nadie está aquí para siempre. Lo bonito de la vida es no saber cuándo. No adelantemos acontecimientos. Disfruta de las personas cada milésima de segundo de vida. La vida hay que contarla no en años sino en infinitesimales de intervalos finitos. ¿Cuántos segundos llevamos juntos y cuántos nos quedan? ¿Desde cuándo estamos como partículas? Desde el origen de los tiempos. Somos parte del caos que se ordena de vez en cuando. Cuando se deshace nuestro orden, no estamos, pero seguimos estando en otras formas infinitésimas de materia, quizá oscura, que volverá a ser parte de un hecho extraordinario que creará una estructura o forma que estará al alcance del conocimiento, cuando “otros” desvelen los secretos del universo. De año en año, se cambia la superestructura pero los seres más sensibles del universo se han dado cuenta de lo ínfimo y lo pequeño frente a la inmensidad de lo infinitamente enorme e inalcanzable a nuestros sentidos. Quizá para el año que viene, nuevos sentimientos aparecerán y nos daremos cuenta de que lo finitamente pequeño y maravilloso está a tu lado, ese ser humano que te acompaña, soporta tus malos momentos y está ahí para que no te desmorones. No estamos solos, nunca, porque para eso nos hemos hecho humanos, para descifrar y comprender la inmensidad del océano universal, ese caldo en el que estamos como materia, por muy diferentes que nos sintamos. Sin esa maquinaria cuerpo no seríamos nada, solo partículas flotando en las galaxias esperando a que las fuerzas se equilibren y nuevas agrupaciones vayan creando el ambiente necesario para que se constituyan formas de vida. La que celebramos hoy, porque aquí seguimos un año más. Feliz año 2018, mis queridas partículas humanas.

Maite Pérez-Lozao Macías

Santa Cruz de Tenerife