Las relaciones entre el estudiante y el maestro están cambiando. El maestro es un recurso, sobre todo humano, y las relaciones humanas cobran mucho interés y están detrás del éxito o fracaso de los objetivos educativos. El tramo de la enseñanza secundaria es complejo en cuanto al desarrollo y madurez y, los problemas afectivos de rechazo o estima, están detrás de muchos, por no decir todos, los conflictos en la escuela. El equilibrio en las relaciones es muy complicado. Inclinar la balanza hacia uno u otro lado puede ser un error. Mantener una buena relación con tus alumnos es fundamental pero cuando llega la hora de poner una nota de su progreso, el maestro sufre una especie de “acoso mental” que le afecta a la hora de tomar las decisiones más justas y adecuadas. Es difícil ser ecuánime, porque cada situación de cada estudiante es muy concreta y, cada estudiante, único. La comparación que se establece como primer nivel de análisis es falaz. Estamos acorralados por todas partes y el juicio se convierte en una batalla de la cual hay que salir siempre airoso. Cada suspenso es un fracaso mutuo, del alumno y del profesor. Las causas pueden ser externas a este microcosmos pero la realidad es implacable. Se juzga, a unos y otros, por los resultados académicos. La parte humana, de trabajo y lucha que no se ve o no se puede contabilizar en números queda aparentemente fuera del análisis. Aunque, en el fondo, hay toda una serie de habilidades en los adolescentes que les hacen manifestar sus desacuerdos y estallan en tempestades emocionales que impiden o favorecen determinadas situaciones. Con toda esta marea hay que tratar de gestionar y separar el grano de la paja, y esta es una habilidad que se adquiere en la práctica, con la experiencia. A pesar de los años es una dura batalla. El final de curso quita el sueño y lo malo es que el curso que viene volvemos a padecer lo mismo, si bien cambian los personajes, la historia es la misma, pero tú ya no eres el mismo, más mayor, cansado y dolorido de las injusticias o del mal hacer, de las malas prácticas que no puedes cambiar porque se requiere más tiempo y nuevos estilos generacionales para que toda una parte del todo educacional cambie y así haya una mejora de la actividad docente y sea reconocido como tal en los anales de la escuela.
Es un espacio íntimo para la expresión escrita: relatos cortos, poesías, ensayos,... y, en general, borradores, apuntes, notas de momentos de inspiración que no quiero perder y recuerdos para el futuro.
jueves, 16 de junio de 2016
FIN DE CURSO
Las relaciones entre el estudiante y el maestro están cambiando. El maestro es un recurso, sobre todo humano, y las relaciones humanas cobran mucho interés y están detrás del éxito o fracaso de los objetivos educativos. El tramo de la enseñanza secundaria es complejo en cuanto al desarrollo y madurez y, los problemas afectivos de rechazo o estima, están detrás de muchos, por no decir todos, los conflictos en la escuela. El equilibrio en las relaciones es muy complicado. Inclinar la balanza hacia uno u otro lado puede ser un error. Mantener una buena relación con tus alumnos es fundamental pero cuando llega la hora de poner una nota de su progreso, el maestro sufre una especie de “acoso mental” que le afecta a la hora de tomar las decisiones más justas y adecuadas. Es difícil ser ecuánime, porque cada situación de cada estudiante es muy concreta y, cada estudiante, único. La comparación que se establece como primer nivel de análisis es falaz. Estamos acorralados por todas partes y el juicio se convierte en una batalla de la cual hay que salir siempre airoso. Cada suspenso es un fracaso mutuo, del alumno y del profesor. Las causas pueden ser externas a este microcosmos pero la realidad es implacable. Se juzga, a unos y otros, por los resultados académicos. La parte humana, de trabajo y lucha que no se ve o no se puede contabilizar en números queda aparentemente fuera del análisis. Aunque, en el fondo, hay toda una serie de habilidades en los adolescentes que les hacen manifestar sus desacuerdos y estallan en tempestades emocionales que impiden o favorecen determinadas situaciones. Con toda esta marea hay que tratar de gestionar y separar el grano de la paja, y esta es una habilidad que se adquiere en la práctica, con la experiencia. A pesar de los años es una dura batalla. El final de curso quita el sueño y lo malo es que el curso que viene volvemos a padecer lo mismo, si bien cambian los personajes, la historia es la misma, pero tú ya no eres el mismo, más mayor, cansado y dolorido de las injusticias o del mal hacer, de las malas prácticas que no puedes cambiar porque se requiere más tiempo y nuevos estilos generacionales para que toda una parte del todo educacional cambie y así haya una mejora de la actividad docente y sea reconocido como tal en los anales de la escuela.
jueves, 9 de junio de 2016
AGUA, SOLO AGUA
...., embrujos, palabrerías y conjuros de aprendices pertinaces y afiladas
aves de presa a la espera del mínimo error para actuar, para quitarte la comida,
el recurso o la dignidad. Afirmaciones que llegan directas al corazón, frases
engañosas que se pliegan como marionetas hasta la próxima actuación. ¿Hay una
forma más sofisticada para herir sin causar sangre, ni siquiera huella, limpia,
aséptica y sin marcha atrás?
Puede que todo sea una ilusión y estrategia de supervivencia. Inventar y
reinventar hasta la saciedad, agotar al supuesto enemigo, aniquilar toda
sospecha de bondad para lanzar el ultimo dardo venenoso para inocular la
esencia del otro y anular el pensamiento que va en contra de la manida y
retorcida verdad o certezas que son falseadas por arte de magia, por sabios
conjuros que susurran a oídos de necios y convencen como mancha de aceite sin
mezclarse en el agua y ahogan la superficie para volverla opaca.
Así, creamos lenguajes faltos de ética y pensamos que la ética está en las
palabras porque las palabras las hacemos nuestras y con la autoridad que les
conferimos lanzamos llamaradas o fogonazos contra todo lo refutable y/o
verdadero, porque vivir con la verdad es tan dañino que algunos iluminados se
encierran en catedrales del silencio para combatir o más bien como forma de
resistencia a un enemigo que crece fuerte cambiando de aliados cada vez que es
descubierto; fuerzas invisibles que se unen para derrotar a la verdad, una
cruda verdad que asquea y provoca, limpia y clara como el agua en su nacimiento
y ya turbia en su lugar de desembocadura, malgastada y maltrecha es remansada, doblegada para pasar a ser fangosa y escaparse convertida en fluido etéreo, limpio
y casi puro, sin polvo ni lodos, solo agua, molécula agitada y libre, por fin, en el
aire.
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