miércoles, 14 de noviembre de 2012

UF

Estamos acostumbrados en esta sociedad del bienestar, del conocimiento, de las tecnologías de la información y de la comunicación y por supuesto del riesgo, a asociar belleza con bondad, compasión con estupidez y libertad con protesta. Tiene mucho que ver la influencia de fuera, de otras culturas que estamos imitando y con la permanencia de nuestros modelos educativos.

Reivindicar los derechos, está muy bien, pero nadie piensa en las obligaciones; no nos gusta la responsabilidad, se la arrojamos a los demás. Estamos perdiendo el equilibrio necesario para seguir viviendo en nuestro cuerpo como un individuo. Hoy, tras la jornada de reflexión social, yo reivindico cordura, equilibrio, comprensión de los deberes que estamos dejando de hacer por entender y querer vivir otra vida o incluso la de los demás que nos parece ideal. Todo lo que nos ha costado construir lo estamos destruyendo; la vida es efímera, no nos pertenece ya, el destino o las fuerzas de los más fuertes, nos están impidiendo respirar.