Conseguir algún cambio que mejore a un individuo o a un colectivo debe ser abordado con mucha perseverancia y paciencia. Hay que conocer las variables que condicionan a los sujetos y después establecer casi mediante prueba error una estrategia que viene dada por el contenido propio que se quiera cambiar. La educación es un herramienta que permite precisamente hacer esto. Todos los que nos dedicamos a enseñar, a corregir, estamos haciendo ensayos.
El ensayo permite cuestionar tus propios planteamientos, hablar y contradecirte, salir del espacio cómodo del yo para convertirte en una especie de arbitro de tus ideas y mediante una exposición de las mismas, enfrentadas con las posibles en la realidad, te den una mejora primero personal para poder actuar con mas sabiduría y maestría en la corrección y después participar en la mejora de los individuos de una sociedad.
La guerra elimina al supuesto enemigo pero la educación educa al posible enemigo para hacerlo amigable y capaz de utilizar la misma estrategia que tú le has enseñado. Es un cierto adoctrinamiento pero con capacidad para evaluar el resultado y mejorarlo constantemente. A diferencia de un dogma o una doctrina que no puede nunca cuestionarse por ser o un acto de fe, o de tradición o de cultura.
La educación, como una forma de cuestionamiento de los valores, en revisión constante, no puede desaparecer del marco humano. Las herramientas van cambiando pero la esencia de la educación persiste. Y supongo que seguirá existiendo al menos hasta que las maquinas no consigan que no hagamos ensayos o imaginemos otras situaciones ideales a las que deseamos llegar o que nuestra sociedad llegue. Mantener siempre unos ideales altos casi inalcanzables para seguir mejorando. No esperar el cielo sino buscarlo en la tierra, porque ver todo de color de rosa sería cuestionable de felicidad total porque nunca se esta permanentemente feliz, si no seríamos plantas, sin sistema nervioso, solamente batidas por el viento, polinizadas por los insectos y aves y colonizaríamos todo aquello que tuviera un poco de tierra para albergar una semilla. Pero para eso ya hemos evolucionado mucho y el cuestionamiento será siempre nuestra forma de avanzar en la buena dirección. Nadie es mejor que nadie ni nadie razona mejor que nadie. Todos tenemos la potencialidad de hacerlo. ¡Qué no nos eduquen para quitarla! Por eso escribo ensayos. Ella concluyó.